Pareciera ser que cada vez que un paciente debe concurrir a ver a un profesional no lo hace en el momento de más tranquilidad. De hecho, así queda descripta en los blogs la llamada: hipertensión médica, por ejemplo, que es el aumento de la presión arterial en el momento de concurrir a la consulta.
Algo similar a lo que relataré le sucedió a un conocido ginecólogo y en esa ocasión me pareció exagerado.
Una vez atendí a una señora, muy tímida y vergonzosa; era su primer tratamiento a raíz de un do lor en su cuello y debía aplicarle, previo a algunas maniobras manuales, unas compresas calientes pa ra relajar su musculatura.
Para tal fin se utilizan bolsas especiales que con tienen un gel. Estas bolsas se caliartan en agua her vida y conservan la temperatura durante aproxima damente 45 minutos.
Pues bien, mi asistente me acercó un recipiente con dos bolsas, las tomé con una toalla y las depo sité sobre el cuello de la paciente que, previamente y como es lógico, se había desvestido pero con un poco de vergüenza.
Al apoyar la bolsa, le pregunté: "Señora, ¿está caliente?", a lo que la paciente, sin mirarme siquiera, contestó: "Noo, sólo un poco nerviosa".
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