UNA MIRADA NUEVA HACIA NUESTRO CUERPO

Cuanto más sepamos sobre nuestro cuerpo, mejor po dremos identificar las afecciones que nos aquejan día a día. Por eso, empecemos a conocernos un poco más por dentro...
Si hacemos un inventario de nuestro organismo, proba blemente nos llevaremos muchas sorpresas, hasta el pun to de que creeremos estar refiriéndonos a un complejo industrial destinado a la fabricación de androides.
Para comenzar digamos que, como todo motor, nuestro cuerpo requiere electricidad, pues se mueve gracias a una usina de alta complejidad: el cerebro.

El cuerpo que perdí

Desde la más lejana antigüedad, desde Higea, diosa de la salud, y desde Afrodita, diosa de la belleza, hasta el día de hoy, los seres humanos han practicado ejercicios cor­porales con el fin de adquirir fuerza, salud y belleza.
Al ejercitar las funciones propias de los músculos, se estimula el mecanismo fisiológico de todo el cuerpo, y la acción alcanza a todo el organismo y a cada uno de los aparatos y sistemas que lo componen.
A fin de ir entrando juntos en el tema que nos ocupa, sepamos que desde el nacimiento hasta la muerte, la vi da humana traza una curva que comprende:
1) Desarrollo
2) Madurez
3) Declinación
Durante el primer período, que abarca la infancia, pu­bertad y adolescencia, es cuando más frecuentemente se practica la actividad física.
Habitualmente se cree que, a determinada edad, ya no se pueden lograr beneficios gimnásticos o recuperar el cuerpo que una vez se tuvo.

¿Cuánto tiempo se precisa para tomar conciencia de un físico descuidado?

Por un lado, en muchos casos el ama de casa actual no dejó de ser la "fregona" de antes, ocupada todo el día en llevar adelante las tareas del hogar, y sin tiempo para ella misma.
Por otro lado, sabemos que a determinada edad se en gorda por kilos y se baja por gramos. Además, los mús culos pierden elastina y el deterioro es inexorable.
Todo esto va haciendo mella en el aspecto y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Las excusas de: "la gimnasia ya no es para mí", o "pe ro yo me muevo todo el día", o "llego rendida a la noche, cómo voy a tener tiempo", no son valederas para justifi car el abandono.
El notar el deterioro físico en alguna amiga de la mis ma edad o ver alguna silueta sugestiva en alguna revista o propaganda televisiva, impulsa en ocasiones a esbozar algún ejercicio en casa, pero esta iniciativa es de poca duración, pues no se tiene el incentivo de compañeras de gimnasia o el atesoramiento de personas de capacidad al lado.

LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA SALUD

Para comenzar a recuperar ese cuerpo que perdimos, primero hay que tratar los dolores de columna que inde­fectiblemente surgen del sedentarismo, y luego luchar con la mala postura. Hay que cambiar las chancletas por las zapatillas.
La figura que uno anhela, y que considera perdida, se puede recuperar y con ella reconquistar la admiración del marido y la autoestima.
Pero de nada valen los consejos sin las ganas. En la época actual estar y sentirse bien ha dejado de constituir un ideal inalcanzable, para convertirse en una realidad que está al alcance de cualquier mujer.
El cuerpo devuelve con años de vida útil lo que una le da para transformarla en una vida plena de sensación de bienestar, elegancia y salud. Piénselo.

Un día... un ama de casa

¿Nunca se preguntó si ser nombrada ama de casa es un honor o una sentencia?
Desde que se levanta, la mujer comienza su odisea, du rante la cual rendirá examen ante sus peores críticos: su familia.
Debido a esta presión, muchas mujeres tratan de acele rar los trabajos hogareños tendiendo las camas a los po cos minutos de despertarse, por ejemplo, algo muy poco recomendable parala columna, pues los movimientos en frío lesionan gravemente los músculos y las articulacio nes. Esto sucede, sobre todo, porque luego de 6 u 8 ho ras de descanso el cuerpo requiere de algún tiempo para ponerse en marcha; por eso, las camas se deben arreglar pasado el mediodía.

Y DESPUÉS DE HACER LAS CAMAS

A esta etapa le sigue la de las compras: recordemos que las mujeres tienen alma de changadora y suelen acarrear bolsas de pesos tan importantes, que hacen que las da mas en cuestión se conviertan en émulas de la mujer ma ravilla.
Esta tarea requiere también de una preparación de las articulaciones, pero nadie se ejercita en medio de un su­permercado antes de cargar las bolsas que contienen el pan nuestro de cada día.

Y CUANDO COCINAMOS O PLANCHAMOS...

Cuando la señora cuenta ya con los elementos para de­sarrollar su arte culinario, deberá cuidar su postura, pues estar inclinada sobre la pileta lavando, pelando o cortan do verdura, frutas, carnes y cocinando somete a los mús culos espinales, aquellos que tenemos a ambos lados de la columna, a contracturas y compresiones nerviosas que obligan a adoptar posturas inimaginables para evitar do lores mayores; por esta razón son desaconsejadas estas posturas por largos períodos.
Lo mismo ocurre con el planchado. Ayuda bastante a la columna si se apoya un pie sobre un taburete o un banco bajo, flexionando la rodilla y la cadera: de esa forma se podrán prevenir males mayores.
Debemos contemplar que todo este cuadro empeora cuando se efectúa contra reloj: preparar la comida a tiempo, llevar o ir a buscar a los chicos al colegio, tener la casa ordenada y tal vez contar con algún minuto para ponerse presentable para satisfacer la mirada crítica del Compañero, hace que se llegue al final de la jornada an helando que el descanso nocturno dure dos días. Pero no será así: el día aún no termina, falta la cena, dejar la co cina limpia para el desayuno de la mañana siguiente y atender al marido espléndida, hecha una diosa.