Evitemos los esfuerzos innecesarios

Durante los primeros meses de vida del bebé las ma dres deben estar atentas a todo, absolutamente a todo lo que tiene que ver con su pequeño hijo. Esto hace que muchas acciones relacionadas con los cuidados cotidia nos provoquen ciertas molestias físicas ocasionadas por posturas erróneas.
Conozcamos algunos consejos útiles para prevenir es tos dolores articulares.
CONSEJO 1:
Es conveniente, en los primeros tiempos de vida del bebé, colocar el moisés en el piso, junto a la cama duran te la noche, para que cualquier requerimiento del bebé pueda ser atendido por la madre con sólo darse vuelta, sin necesidad de levantarse.
CONSEJO 2:
Cambiar al niño en una cama baja, agachándose, pro voca dolores. Es mucho más saludable hacerlo sobre una mesa, con la columna erecta y en posición cómoda.
CONSEJO 3:
Mirar al bebé mientras se lo amamanta provoca tortí-colis y cervicalgias a repetición; se aconseja mover el cuello y mirar alternativamente al bebé y hacia otro la do, para contrarrestar.
Por otro lado, el estrés con que se viven las primeras fiebres, el llanto por los gasecitos y las llamadas al pe diatra, hacen que se contracturen cuello y cintura. Unos minutos después, cuando todo pasa, quedan atrás prisas, nervios, tensiones y el torbellino propio de la jornada.
¿Qué padre no se levantó de noche a gatas a mirar la pancita de su hijo para ver si respira? Cuando se tiene un bebé en casa, se duerme en forma intranquila, pendiente de algún llanto. Las madres, vencidas por el sueño, sue len dormir profundamente al acostarse, pero un leve que jido de su hijo basta para despertarlas y "hacerlas saltar" de la cama, lo que sin duda desemboca en algún dolor muscular. Es imprescindible empezar con ejercicios lo antes posible, a fin de preparar el cuerpo para la ardua ta rea y que ésta siga siendo tanto o más placentera.
Entrar en la maternidad es introducirse en un mundo fascinante en el que se van descubriendo facetas desco nocidas y no menos singulares, que en muchos casos provocan asombro, sorpresa y muchas sonrisas.
Disfrute esta maravillosa etapa, pero sepa qué y cómo hucer para que el amor filial sea cierto, feliz y sin dolores.

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